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Las primarias en argentina: de la sorpresa a la aceptación

Andrés del Río[1]


REUTERS/Agustin Marcarian/Direitos Reservados/Agência Brasil

El gobierno de Macri fue un desastre. Punto. La economía, un fracaso. Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, conocidas como las PASO, dejo a la coalición de Macri con 32% de los votos contra 47% de la oposición, perdiendo en 22 de las 24 jurisdicciones del país. Algunos datos para poder entender la extensión del proceso actual.

Una vez más la derecha argentina perdió la oportunidad de realizar una buena gestión al mando del poder ejecutivo. A pesar de tener dos pilares apoyandolos, los medios de comunicación y su blindaje mediático [2] [3] y el mundo financiero, como indica CATO, organización de derecho: Macri Is the Only One Responsible for His Downfall. En su artículo orienta: “Casi cuatro años después de llegar al poder, la economía se está contrayendo, la inflación se encuentra entre las más altas del mundo, la pobreza está aumentando y el país ha sido rescatado nuevamente por el FMI. Incluso los simpatizantes de Macri luchan por encontrar datos positivos que respalden su reelección”[4]. El New York times, haciendo coro con CATO, remató: “En el caso de Argentina, está la derrota electoral de un gobierno cuyas políticas económicas han fracasado de manera evidente y una victoria para los rivales que provienen de un periodo de crecimiento económico sólido y ampliamente compartido”. Y continúa el mismo periódico: “durante el mandato de Macri —que comenzó en diciembre de 2015— la pobreza ha incrementado de manera significativa, el ingreso por persona ha caído y el desempleo ha aumentado. Las tasas de interés a corto plazo se han disparado del 32 al 75 por ciento actualmente; la inflación se ha elevado del 18 al 56 por ciento. La deuda pública ha crecido del 53 por ciento a más del 86 por ciento del PIB”[5]. En la misma sintonía, el periodo del mercado, Financial Times, baja la espuma oficial de una posible reversión del resultado: "no es difícil entender por qué la gente le dio la espalda a su gobierno", ya que, a pesar de la lluvia de dólares del FMI, y de su campaña centrada en la "lucha contra la corrupción, la inversión pública y la integración de Argentina al mundo", los votantes "se vieron más impactados por los vívidos argumentos provenientes de sus bolsillos"[6]. Y agregó: "se le acabó el tiempo", advirtiendo que Macri debería concentrarse en evitar el destino de terminar el gobierno de manera anticipada por una crisis económica[7]. Parecería que hasta las elecciones de octubre argentina va vivir una larga procesión del velorio oficial.


Ante la avalancha de malos resultados económicos con consecuencias sociales trágicas, beneficiando a una parte concentrada de la población, Macri está en las cuerda y en esta situación, la reconstrucción del país no va a ser sencilla ni armónica.

Los globitos se desinflaron y la piñata financiera se agrandó.

El símbolo del Macrismo son los globos, es una mezcla de coaching de la felicidad y el vacío existencial meritocrático. La fortaleza del márquetin político no pudo ante la feroz realidad de hambre y pobreza que se extendió en estos años. El anti Kirchnerismo, todavía existente, no consiguió unir los diferentes sectores de la sociedad, como en las elecciones de 2015 y 2017. La estética de gestión empresarial, que cautivo a ciertas clases medias, demostró que es solo eso, estética. En último debate presidencial, en 2015, Macri declaró todo lo que las personas querían escuchar como por ejemplo lograr la “pobreza cero”, pero pasado casi cuatro años, y el gobierno no logró materializar la gran mayoría de sus declaraciones. El descredito que hoy alcanza Macri sorprende especialmente a aquellos que nunca tuvieron en consideración a grande parte de la sociedad. El odio de clase, de lo popular, de la militancia política, del choripán, del debate, de las manifestaciones, todavía existe en los más fervorosos apoyadores de Cambiemos. “Cualquiera menos ellos” se escuchó en las últimas manifestaciones de apoyo al candidato de los globitos. Fuera el márquetin político, la pérdida presidencial de contacto con la realidad fue una constante. Hoy, el presidente tiene una imagen negativa de 60%, mismo porcentaje que declara que “nunca lo votaría”; su techo electoral está en torno al 40%[8].


Parte de la clase media que lo voto en el 2015, esta frustrada y empobrecida por el ajuste permanente. Pero la clase media argentina sabe de crisis, es casi su habitad natural, producto de quiebras y volatilidades económicas que son nuestra marca país: cada tanto, todo quiebra. Como el tango, nuestra economía es una tragedia, y siempre el pasado fue mejor. No son pocos que sintieron la sensación de vivir un menemismo sin patilla y con vestimenta de CEO. Y claro, con menos cintura política.


El día después

Los días siguientes a las primarias, el marcado mostro su garra y el macrismo su incompetencia. Así, los salarios se vieron reducidos en un 30%, acciones de la bolsa de valores cayeron 50%, el riesgo país llego a los 2000 puntos y al dólar se le disparo la auto estima, llegando a los 60 pesos[9]. Ante la turbulencia económica, Macri todavía dolido y sin percepción de la realidad, primero culpó a la oposición, amenazando al pueblo por su voto y después pidió perdón (¿?), multiplicando los temores tanto del mercado de los verdes dólares como de los que van al mercado para sobrevivir. Macri tiene tan adentro la tercerización y la actuación del coaching motivacional, que terceriza responsabilidades eufóricamente. Todo un gestor. O un prometedor serial. En sintonía al presidente Macri, Elisa Carrió, desesperada por el resultado declaró en una reunión del gabinete ampliado: “A nosotros no nos van a sacar de Olivos los que nos quieren mover; nos van a sacar muertos[10]. A pesar de la furia motivacional de Carrió, el primero en dejar el barco oficial fue el propio ministro de economía, Nicolás Dujovne. Todo un gesto político, y claro, de carácter. La negación como respuesta y el fantasma del 2001 tocó la columna vertebral de todos.


Argentina hoy está en el precipicio, gane quien gane. Las chances de Macri revertir el escenario es casi utópico. En este sentido, “el mercado” es pragmático: una misión del FMI mantuvo un encuentro con representantes del Frente para todos, para negociar los acuerdos realizados con Macri, reconociendo como virtual nuevo presidente a Alberto Fernández[11].


Efecto domino?

Las elecciones de argentina están en el centro de las miradas. En primer lugar, porque los gobierno de derecha de la región que alcanzaron el poder no están teniendo buenos resultados no ámbito social y económico, colocando en jaque discurso y realidad. En segundo lugar, porque puede generar un efecto domino en otros vecinos, como es el caso de Uruguay. Y quien sabe en Brasil, actualmente con una democracia prendida fuego. En octubre Uruguay elige presidente, y existen en diferente grados, la presencia de discursos similares a los de Bolsonaro y de Macri. El degaste de más de una década en el poder por parte del Frente Amplia abrió la oportunidad a los partidos tradicionales, colorados y nacionales, a poder alcanzar el poder. En este sentido, el símbolo que se intenta crear en la región es que cualquier coalición de centro izquierda se tratan de propuestas populista y automáticamente le ponen el sello de Venezuela, el hermano temido de la región. Así, en Buenos Aires, en la última manifestación en apoyo al presidente en ejercicio, se escuchó: “Cristina es Maduro[12].


Quienes son los que están en la frente?

Parecería que hoy el sistema partidario argentino es un peronismo de coalición, o un peronismo predominante. Macri eligió como candidato a vicepresidente a Miguel Ángel Pichetto, ex presidente del bloque del peronismo en la Cámara de Senadores. Por lo visto, no le genero buenos resultados. Aunque remarcamos que el presidente no incorporo muchos peronistas a sus ministerios. Diferentes es la postura de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, que tiene siete ministros de origen peronista[13]. La gobernadora y candidata a la reelección en la Provincia de Buenos Aires declaro: “Me siento muy cerca de los ideales de Eva y Perón[14]. A los días tuvo que salir un peronista del equipo de Macri para tratar de calmar a su propia base electoral, Pichetto declaraba en junio de este año: "María Eugenia Vidal no se va a peronizar"[15]. Discurso vs. Realidad. Sea como sea, las elecciones a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, que concentra el 37% del electorado nacional y tiene 13.185.036 electores habilitados para votar, dejo un escenario irrecuperable para el oficialismo: los casi 17 puntos de ventaja -49,34% a 32,56%- de Axel Kicillof sobre María Eugenia Vidal parecen imposibles de revertir.


Por su parte, el candidato de la oposición “Frente de Todos”, Alberto Fernández, tiene un larga experiencia en política. Es considerado razonable, cordial y moderado. Fue el jefe de gabinete durante el gobierno de Néstor Kirchner, y por siete meses continuo en la misma posición en el gobierno de Cristina Kirchner. Con el aprendizaje de lo ocurrido en Brasil, en una jugada inteligente, Cristina Kirchner dejó su candidatura para tornarse en vicepresidenta de Alberto, en mayo de este año. Alberto, con una imagen negativa menor que Cristina, y contando con el fuerte apoyo que ella tiene, unió las diferentes líneas del peronismo, consiguiendo una importante heterogeneidad. A modo de ejemplo de los puentes creados y diálogos extendidos con: CFK, Felipe Solá, Sergio Massa, Máximo Kirchner, Alberto Rodríguez Saá, Juan Manzur, Matías Lammens y Axel Kicillof, entre otros[16]. Como indico Alberto Fernández, para despabilar a los desprevenidos: "Somos algo nuevo. Es el reencuentro de un movimiento que alguna vez estuvo junto y otra vez se separó. Nosotros somos un tiempo de reencuentro, donde el kirchnerismo es una parte muy importante"[17]. Para no ser injustos, algunos méritos tuvo la inepta gestión macrista en la creación de esta unión heterodoxa, el espanto. Aunque el resultado de las primarias no es unidimensional, o mono causal. Como indica el New York Times: "Los argentinos recuerdan el papel que desempeñó el Fondo Monetario Internacional en la última recesión. También recuerdan cómo mejoró su vida con el kirchnerismo". Como dice el dicho: cuando el peronismo se une, gana las elecciones. Parece que la procesión ya comenzó en el macrismo, una amarga despedida. Pero alerta, en política un par de meses es una eternidad.

[1] Doctor em ciência política IESP-UERJ, profesor adjunto UFF.

















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